2. Los ámbitos de actuación
En este capítulo se analizan las dos vertientes fundamentales que identifican la calidad de los recursos de información: la forma y el contenido
- 2.1. Las dos vertientes: forma y contenido
- 2.2. Análisis de la forma
- 2.3. Análisis del contenido informativo
- 2.3.1. Calidad intrínseca de la información
- 2.3.2. Calidad contextual de la información
- 2.3.3. Calidad representacional de la información
2.1. Las dos vertientes: forma y contenido
La búsqueda de la calidad informativa requiere un actuación constante y dinámica, que exige la implementación de un conjunto de acciones por parte de los productores para asegurar su éxito. Es necesario por un lado supervisar, controlar y evaluar la propia información, y por otro propiciar un intercambio de ideas con los propios usuarios que demandan esos recursos.
Las especiales características de los documentos electrónicos explican la presencia de dos vertientes fundamentales: una derivada de la forma y otra de la información que contienen. Ambas son igual de imprescindibles, si bien en general los usuarios consideran más importante el contenido que el formato en que se presentan, lo cual no es siempre cierto.
En el apartado anterior se han descrito las dimensiones desde las que se puede analizar la calidad de la información, independientemente de su soporte. No obstante, la subjetividad del concepto provoca que su percepción difiera según los usuarios que realizan las búsquedas, bien por una mayor experiencia y conocimiento de la temática, por cuestiones de género, e incluso de profundidad y/o alcance de las estrategias de búsqueda.
Muchas de las características que condicionan la calidad de los recursos impresos siguen siendo válidas en el entorno digital, pero deben enfocarse desde otra perspectiva y además deben tenerse en cuenta otras nuevas para determinar la calidad de los recursos digitales, sobre todo en lo tocante a la forma, que prácticamente nada tiene que ver con la de los recursos en otros soportes físicos (papel, microfichas …)
Material complementario
Sistema General de Análisis y Evaluación de Sitios Web. Parámetros e Indicadores (2008)
Financiado por el Ministerio de Educación y Formación Profesional y por la Unión Europea - NextGenerationEU
2.2. Análisis de la forma
Si bien la percepción de la calidad, o los criterios que permiten establecer su existencia, no difieren en exceso en cuanto al contenido existente en los recursos electrónicos o en los impresos, no se puede asegurar lo mismo cuando se examina el soporte en que aparecen. Son palpables las notables diferencias entre ellos, en virtud de los siguientes factores:
Material complementario
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2.3. Análisis del contenido informativo
Averiguar el grado en que el recurso digital se ajusta a estas características deseables precisa de un proceso de evaluación de su calidad mediante el uso de criterios, parámetros e indicadores.
La dificultad de establecer un canon que unifique y sea capaz de definir la calidad del contenido informativo de un recurso provoca numerosas incertidumbres y un elevado número de aproximaciones desde la literatura científica. Sin embargo, existen criterios generales que nos ayudan a considerar la calidad del contenido del recurso obtenido, agrupados en torno a tres vertientes fundamentales:
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Calidad intrínseca de la información
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Calidad contextual de la información
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Calidad representacional de la información
Fig. 2. Las cuatro categorías de la calidad de la información (fuente original)
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2.3.1. Calidad intrínseca de la información
La información por sí misma posee un valor objetivo, ajeno a cualquier forma de difusión, a su visualización e incluso a los usuarios destinatarios de la misma. Los aspectos que se vinculan a esta vertiente son:
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Rigor científico. Resulta fundamental que la información aportada por el recurso documental se base en la metodología científica y la reflexión intelectual inherentes a cada disciplina como garantía de la credibilidad aportada.
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Integridad. El documento tiene que estar alejado de cualquier atisbo de parcialidad o sesgo que altere o condicione su contenido, al mismo tiempo que debe presentarse de forma íntegra, sin ningún tipo de amputación, salvo que la finalidad del mismo sea ofrecer un resumen o sinópsis de otra información.
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Objetividad. En este aspecto el protagonista es el autor, quien debe adoptar un posicionamiento aséptico y neutral en sus apreciaciones. La fiabilidad de la información demanda imparcialidad, exige una clara distinción entre los hechos y las opiniones, y necesita ser verificable a través del soporte bibliográfico y el uso de los recursos documentales que proponga. Por ello resulta fundamental para estimar la calidad del contenido, ya que cualquier duda al respecto deslegitima su credibilidad y conduce a la desinformación o a recelar sobre los elementos analizados. La percepción de la objetividad, tan personal como difusa, está claramente vinculada a la confianza tanto en el responsable de aportar contenido, en su autoridad intelectual, como en la institución u organismo al que esté adscrito.
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Precisión. La información sobre un tema concreto, para ser precisa, tiene que ser no sólo exacta, sino también lo más amplia y profunda posible. Ante una posible dicotomía entre el rigor o la trivialidad de la información, se debe optar por lo primero, si bien esta circunstancia puede verse alterada, por un lado en función de la tipología del usuario y su nivel de conocimientos sobre el tema, y por otro en las propias pretensiones del recurso, la orientación y alcance de sus contenidos y si responde a una intención divulgativa o académica.
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2.3.2. Calidad contextual de la información
Desde esta vertiente se analizan aquellos elementos que guardan relación con el entorno sobre el que se produce la necesidad informativa y la integración en el mismo de la propuesta de búsqueda del usuario.
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Relevancia. Uno de los elementos más controvertidos por su subjetividad. Es el usuario quien determina la coherencia entre valoración y la adecuación de la información obtenida con el objetivo inicial de búsqueda.
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Valor añadido. La presencia en el recurso de elementos que le confieren valor añadido (enlaces url, gráficos, resúmenes …) no sólo contribuyen a facilitar el uso y comprensión de la misma, sino que además garantizan un mayor nivel de calidad y aprovechamiento por parte del usuario.
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Actualidad de la información. La vigencia de la información condiciona su utilidad, y puede ser no sólo recomendable sino exigible cuando se trate de documentación científica o vinculadas a noticias o información de prensa. En ámbitos en los que prevalece la perspectiva histórica deja de ser tan trascendente.
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Cantidad de información aportada. No siempre existe una correlación entre abundancia de información y calidad y/o utilidad de la misma. Además, otros factores, como la disponibilidad de tiempo del usuario, conocimiento sobre filtrado de información o incluso la capacidad del sistema para procesarla y almacenarla, pueden interferir en esa presunta relación beneficiosa.
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Utilidad. Aunque posea un marcado carácter subjetivo, la información debe ser útil y aplicable por el usuario que la demanda, si bien en su origen tanto la finalidad perseguida por el productor de la información como la tipología del usuario al que se dirige la misma aporta cierta objetividad. Sin duda, la utilidad para el usuario es el aspecto que señala el éxito o el fracaso de la información.
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Audiencia. Una clara definición del tipo de público al que va dirigida la información determinará tanto el nivel de complejidad como su grado de exhaustividad. No contemplan el mismo formato de contenidos documentos de carácter científico, profesional o divulgativo, sin que ello suponga alteración alguna sobre la calificación de calidad de los mismos.
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2.3.3. Calidad representacional de la información
Se refiere tanto a la manera en que se representa la información como a los aspectos técnicos vinculados a su estructura. Incorpora aspectos como la exposición clara, estructurada y coherente de los contenidos con respecto tanto al objetivo establecido como a la tipología de los usuarios; si muestra una buena disposición ordenada en apartados o capítulos, incorporando resumen, introducción, metodología, conclusiones y aparato bibliográfico.
Al mismo tiempo, ha de mostrar una expresión clara y correcta, estar bien escrita y siendo escrupulosamente respetuosa con las normas gramaticales y ortográficas. Todos los elementos de apoyo, como gráficos, figuras, imágenes o estadísticas, deben servir de complemento adecuado y clarificados de los contenidos del recurso.
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Tipo de formato.
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Claridad.
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Concisión.
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Compatibilidad.
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Diseño.
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Flexibilidad.
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Homogeneidad de los datos.
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