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Huella digital

Como su propio nombre indica, la huella digital es un concepto que indica que todo lo que hacemos o utilizamos cuando usamos internet deja un rastro. Esta puede ser beneficiosa para tener una mejor experiencia de usuario, pero también puede ser perjudicial, ya que la información que se trata es personal, y puede servir a terceros para conocer nuestras preferencias, y de ese modo poder vender sus productos. 

La huella digital afecta directamente a la seguridad de los usuarios y a su privacidad. Cuando navegamos, visitamos una web, aceptamos las “cookies”, o damos un “like” a una publicación relacionada con un producto o servicio, estamos dando información personal. 

Nuestra dirección IP, que significa “dirección del Protocolo de Internet”, es lo primero que compartimos. Este protocolo es un conjunto de reglas de comunicación a través de internet. Cada dispositivo conectado a internet cuenta con su propia IP. Por hacer una comparativa, la IP es el número de teléfono de ese dispositivo conectado, y al igual que cuando se ponen en contacto con nosotros por teléfono, nuestro teléfono identifica el número que nos llama, las IP identifican qué dispositivo se pone en contacto a través de la red. La dirección IP revela la ubicación geográfica de nuestro dispositivo (es por ello que no podemos acceder a ciertos contenidos o páginas web desde zonas geográficas concretas), navegador que estamos utilizando, sistema operativo de nuestro dispositivo, idioma con el que interactuamos… además del tráfico de información que “nos interesa” (últimas páginas visitadas, búsquedas más recurrentes, gustos, intereses…) 

En segundo lugar, la aceptación de las “cookies” (en inglés significa literalmente “galletas”) tienen su parte positiva y su parte negativa. Las “cookies” son una cadena de dígitos guardado en nuestro navegador, de modo que en cierto modo nos facilitan la experiencia de usuario, ya que guardan nuestro usuario y contraseña de páginas web o redes sociales, así que no deberemos escribir esos datos cada vez que nos conectemos. Por contrapartida, las “cookies” pueden contener muchos tipos de datos, hasta poder generar perfiles paralelos al nuestro, que incluyan información personal que va más allá de los propios datos estadísticos.