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Leer es: compartir, conectar y elegir

Tal y como hemos ido desarrollando, a continuación vamos a construir puentes entre dinámicas y estrategias de formato textual tradicionales y las derivadas del escenario de conectividad y de diversidad de soportes que dibujan las TIC.

Imagen del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 2011, CC BY 2.0

El lector de hoy ha de ser versátil y polivalente, capaz de saber formular sus necesidades, de buscar y valorar la pertinencia de sus lecturas, de comprender lo que lee y hacer suyos los contenidos, así como de restituirlos, reformularlos y transformarlos críticamente. La escuela es la encargada de proporcionar a niños y jóvenes los conocimientos necesarios para hacer frente a las exigencias de la sociedad, de desarrollar las habilidades pertinentes y de cultivar actitudes positivas frente a la lectura y la escritura.

Elegir

En el contexto de la lectura actual, la información se nos presenta en diferentes formatos:

Haciendo un pequeño análisis de los materiales en relación a la práctica lectora, encontramos:

Las obras de ficción y de no ficción para niños y jóvenes se presentan hoy en diferentes formatos, aunque el impreso sigue siendo aún mayoritario.

La narrativa es el género que cuenta con una mayor producción en el panorama editorial. La poesía y el teatro son géneros más minoritarios en la producción actual para niños y jóvenes.

El álbum es una tipología muy interesante, principalmente dirigida a los más pequeños, pero no solo a ellos. El cómic es otro tipo de libros ilustrados que, como los álbumes, presenta una narrativa secuencial. Para los más pequeños no existe una clara producción de cómic, pero sí obras que utilizan elementos característicos.

En cuanto a las obras de no ficción, el abanico de fuentes informativas es muy amplio, adaptadas a las necesidades y a los conocimientos de los lectores en función de su edad.

Todo ello disponible en formato impreso, pero también en formato audiovisual y en línea.

En este sentido, el auge y la rápida expansión de dispositivos móviles como los smartphones y las tabletas, y su consideración como un instrumento didáctico versátil, han puesto en un primer plano de la actualidad el variado mundo de las aplicaciones. Los cambios en la tecnología y la concepción de los diseños interactivos de los materiales han facilitado el desarrollo de propuestas especialmente dinámicas:

  • El texto ha ido perdiendo importancia a favor de la imagen y el sonido.
  • El protagonismo del medio audiovisual es tan grande que la necesidad de grafismo desaparece completamente.
  • El discurso gráfico continuo se va transformando a lo largo del tiempo.
  • El diseño interactivo, como proceso creativo intrínseco, diferencia a los productos multimedia.

Aún así, continúan creándose muchos materiales que mantienen una concepción basada en las publicaciones impresas.

¿Qué elementos se han de valorar en la selección de una lectura? 

Estas y otras preguntas están presentes cuando nos ponemos a valorar una lectura:

  • La calidad: ¿qué es una buena lectura?
  • Los valores: ¿qué aporta al lector? Valorar la adecuación al destinatario, tanto en su contenido como en la forma, y el grado de interactividad que ofrece.
  • El itinerario de aprendizajes que ofrece: ¿en qué sentido contribuye a la formación del lector?
  • La relación entre el texto y otros elementos: la imagen, el sonido, vídeos, enlaces internos y externos,...
  • La opinión de los lectores: ¿qué les gusta?
  • Los Responsables y propósito: ¿quién está detrás de sus contenidos? ¿cuál es la intención del recurso?
  • La Estructura y organización: Distribución de contenidos, Navegación por secciones: botones, páginas de datos, enlaces, etc.

Cierto es que no hay una receta para determinar cuáles son las propuestas recomendables y cuáles no, cada una es un material particular y original a los ojos del mediador, que ha de determinar qué elementos considerar con el objetivo de orientar al lector (niño, joven, etc.) para apoyarlo en el acto de selección, que se realiza en función de cuestiones más específicas (gustos e intereses personales, objetivos curriculares, programas de didácticos, etc.).

Compartir

Muchas son las acciones que desde la escuela se pueden emprender para cultivar actitudes positivas de búsqueda y selección de información y promover hábitos de lectura entre el alumnado de los diferentes niveles educativos. Lo importante es que estas acciones comprometan a todas las áreas, tengan continuidad y respondan a un plan establecido.

Las propuestas en torno a la lectura, sean de corte más tradicional o tengan más presente el entorno audiovisual y tecnológico, se asientan siempre en estímulos externos (por ejemplo, mostrar, estimular) que buscan la propia respuesta activa del destinatario (por ejemplo, crear, compartir).

Partir de la motivación y la oferta de modelos, desarrollar destrezas y habilidades relacionadas con la lectura y la escritura; reforzar y enriquecer la capacidad de comprensión e interpretación del lector. Es un proceso que se inicia en la lectura compartida, la socialización del texto y que desemboca en el acto individual de la lectura solitaria.

En este entorno en el que se inscribe nuestra labor de promoción y cultivo de hábitos de lectura, os invitamos a ver un vídeo (4 min.) que recoge parte de la intervención de Javier Celaya en el Congreso de Bibliotecas Escolares en Tránsito celebrado en Santiago de Compostela los días 10, 11 y 12 de noviembre de 2011. En dicho vídeo se reflexiona sobre la dimensión social de la lectura en el contexto actual:

Conectar

Las transformaciones que experimentan las prácticas de la lectura y la escritura, los cambios que se producen en el acceso a los textos e informaciones y en las propias mutaciones de los materiales y recursos de lectura, hacen necesario que debamos tener en cuenta las claves para la selección de estos recursos: qué mirar para analizar, cómo valorar dichos materiales y recomendaciones de lectura.

Entender el contexto en el que se desenvuelve el lector infantil y juvenil actual resulta imprescindible para trabajar la lectura desde sus distintas perspectivas. Proponemos esta especie de retrato robot como punto de partida:

  • Lectores conectados: Mayor socialización de la lectura, propiciada por las TIC y las redes sociales.

  • Lectores interactivos: Mayor relación entre los lectores y con los autores; también con los textos.

  • Lectores multimedia: Mayor oferta de contenidos con distintos formatos integrados.

  • Lectores sin brújula: Falta de referencia clara a jerarquías en cuanto a la calidad de las fuentes de información.

  • Lectores sin privacidad: Control de búsquedas en catálogos, horas de lectura, geolocalización... a través de las plataformas de distribución de contenidos.

  • Lectores masivos Intendificación de la frecuencia y del tiempo de dedicación a la lectura, gracias a los dispositivos electrónicos.