Hora de tomar decisiones
La toma de decisiones debe estar, en la medida de lo posible, respaldada por los datos recolectados con el alumnado, ya sea a través de su retroalimentación directa, como los resultados que se van obteniendo de la evaluación formativa y sumativa que se va realizando a lo largo de la enseñanza.
Aún así, puede haber momentos en los que el interés por innovar, por probar distintas metodologías, explorar nuevas maneras de educar nos impulse a tomar decisiones que afecten al proceso de enseñanza.
Las experiencias previas pueden ser una herramienta que nos impulse a tomar decisiones, pero tenemos que tener en cuenta, que el alumnado no es uniforme y que algo que en cursos anteriores, o en otros centros, nos ha funcionado o ha sido un completo desastre, puede resultar al contrario en el presente curso, o con el alumnado de este centro.
Todas las decisiones que se tomen en cuanto a la metodología, deben de haber pasado antes un proceso de reflexión y análisis de la situación, de las características del centro y del alumnado, para que lo que decidamos sea lo más justo para el conjunto del alumnado del centro, o para que proveamos de alternativas o adaptaciones a aquel alumnado para el que la nueva metodología no sea la más adecuada, por las circunstancias que sean.
En cualquier caso los cambios que se produzcan en el proceso de enseñanza deben estar siempre bajo un control, al que nos ayudarán nuestras herramientas digitales, para ver si resulta en un influjo positivo en el rendimiento del alumnado, la influencia es apenas apreciable, o está resultando un factor que perjudica al alumnado.
También tenemos que tener en cuenta que las decisiones que tomemos influirán de distinta manera en el alumnado, pudiéndose dar el caso de que para una parte del mismo los cambios introducidos resulten beneficiosos, mientras que para otra parte, sean neutros o perjudiciales.
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Así mismo, a la hora de tomar decisiones, debemos evitar la precipitación, ninguna decisión que tomemos debe estar basada en un impulso, y los cambios metodológicos siempre tienen un proceso de adaptación tanto por parte del profesorado como del alumnado, en el que tanto los resultados de la evaluación, como la retroalimentación recibida, sean negativos.
Hay que tener en cuenta esos tiempos de adaptación para poder analizar las evidencias con perspectiva y tomar decisiones a partir de ellas.
Cuando queramos realizar un cambio también deberemos tener en cuenta otros factores como:
- Sostenibilidad: ¿Este cambio, si es exitoso, va a poder mantenerse a medio-largo plazo, o será "flor de un día"?
- Recursos de centro: ¿Está mi centro dotado con los recursos, espacios, materiales, etc. necesarios para llevar adelante la decisión tomada? En en caso de que no, ¿hay disponibilidad de recursos económicos para adquirir la dotación necesaria?
- Pilotaje: ¿Puedo realizar un ensayo o pilotaje del cambio propuesto antes de ponerlo en marcha a mayor escala? En caso de que sí, hay que tener en cuenta si la muestra sobre la que vamos a realizar el pilotaje es representativa del resto de alumnado objetivo de la acción.
- Evidencias: ¿Existen evidencias científicas que apoyen o desaconsejen la decisión que estamos tomando? Para valorar esto el FECYT nos propone la guía rápida para evaluar propuestas educativas.