3.4.3 Estrategias de intervención docente para fomentar la autonomía del alumnado
El papel del docente en un entorno de aprendizaje autorregulado por parte del alumnado es el de facilitador y guía. Su función principal es brindar las herramientas y recursos necesarios para que los estudiantes puedan llevar a cabo su propio aprendizaje y fomentar su autonomía.
A continuación, se presentan algunas de las funciones y formas de intervención que podría tener el docente en este tipo de entorno:
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Establecer metas y objetivos: El docente puede ayudar a los estudiantes a establecer metas claras y alcanzables que sean relevantes para su aprendizaje. Por ejemplo, en un proyecto de investigación, el docente puede orientar a los estudiantes para que definan una pregunta de investigación y los objetivos específicos que van a abordar.
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Proporcionar recursos y materiales: El docente debe asegurarse de que los estudiantes tengan acceso a los recursos y materiales necesarios para llevar a cabo sus proyectos de aprendizaje. Esto puede incluir bibliografía, sitios web, aplicaciones informáticas, bases de datos, entre otros. Por ejemplo, el docente puede recomendar libros, artículos y vídeos relacionados con el tema que están investigando.
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Ofrecer orientación y retroalimentación: El docente puede dar orientación a los estudiantes sobre cómo estructurar su aprendizaje y proporcionarles retroalimentación constructiva sobre su progreso. Por ejemplo, el docente puede revisar y comentar los borradores de los trabajos escritos de los estudiantes, identificando fortalezas y áreas de mejora.
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Promover la reflexión metacognitiva: El docente puede ayudar a los estudiantes a reflexionar sobre su propio proceso de aprendizaje, fomentando el pensamiento crítico y la autorreflexión. Por ejemplo, el docente puede pedir a los estudiantes que escriban un diario en el cual reflexionen sobre lo que han aprendido, los desafíos que han enfrentado y las estrategias que han utilizado.
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Establecer espacios de discusión y colaboración: El docente puede promover la colaboración entre los estudiantes, fomentando el intercambio de ideas y el trabajo en equipo. Por ejemplo, el docente puede organizar debates o discusiones grupales sobre un tema determinado, donde los estudiantes expongan sus argumentos y contrasten diferentes puntos de vista.