6.1.3. Comprobación de hechos
Las noticias falsas y los medios de comunicación
falsos generan una fuerte confusión entre los usuarios y fomentan una cultura de la desinformación
que manipula las decisiones personales y ataca a la
democracia, interfiriendo en el derecho de las personas a buscar y recibir información, aumentando
la hostilidad y el odio contra los grupos vulnerables
de la sociedad.
Como ciudadanos tenemos que ser conscientes de
que las noticias falsas afectan a la integridad democrática y que hay que abordarlas en su dimensión
política, social y cultural.
Por eso es importante detectar la desinformación y
los contenidos falsos.
¿Cómo podemos detectarlos?
Firma. No te fíes de las noticias que no están firmadas o vinculadas a un autor. Las noticias falsas
suelen ser anónimas.
Origen. Es importante verificar las fuentes que tiene
la noticia, analizar el apartado "sobre nosotros" de
la página que la difunde, contrastar los enlaces y
citas que se mencionan y realizar una búsqueda
inversa de imágenes para comprobar que no se han
utilizado fotos fuera de contexto.
Contraste. Si ningún otro medio de comunicación
se hace eco de la noticia, posiblemente sea falsa.
Errores. Las noticias que contienen errores ortográficos o de redacción también pueden ser falsas.
Formato. Ten en cuenta los formatos inusuales y
los títulos grandes y en mayúsculas, diseñados para
apelar a la emoción y despertar la atención.
Fecha. Las noticias reales aparecen justo después
del suceso, mientras que las falsas se escriben días
después, sin fecha o son atemporales. A menudo
recibimos o reenviamos noticias de hace meses o
años pensando que son nuevas o recientes.
URL. Comprueba la dirección web y contrástala
con otros medios. No te fíes de las URL similares a
sitios conocidos, ya que los sitios de noticias falsas
suelen simular las URL de sus páginas web o la
de los medios de comunicación. Es una estrategia
utilizada por las páginas web que difunden noticias
falsas para confundir al lector.
Recursos audiovisuales. Las noticias falsas pueden
contener imágenes o vídeos manipulados o sacados
de contexto. Las tecnologías actuales facilitan la
manipulación de imágenes y vídeos (deepfake). Una
foto o un vídeo no es necesariamente una prueba y
por tanto hay que cuestionar su origen y proceso de
creación. El ángulo en el que se toma una fotografía
también puede dar lugar a un significado o interpretación diferente. Así, aunque una foto sea real, puede
ser manipulada para servir a un discurso concreto.