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El cerebro: conocer la materia prima con la que trabajamos

Un primer paso para lograr ese aprendizaje significativo es que conozcamos muy bien cómo funciona la “caja negra” de nuestro alumnado, es decir, su cerebro: cómo aprende, cómo retiene lo aprendido y cómo podemos lograr que tenga motivación para todo esto.

Aunque no es sencillo, voy a intentar explicar brevemente esto que acabo de mencionar. El objetivo no es aburrirte con teorías y modelos, sino que en el futuro puedas juzgar si una nueva metodología docente puede ser efectiva en base a lo que sabemos del aprendizaje humano. De hecho, probablemente el problema hoy en día no radique en que no disponemos de ninguna alternativa a la famosa clase magistral, sino que disponemos de tantas que no sabemos por qué decidirnos (ver apartado “Aprender haciendo”). Espero que con estos básicos conocimientos sobre el funcionamiento de la mente humana pueda ayudarte a decidir en el futuro.

Vamos a pensar en una situación de clase habitual. Estás intentando dar una instrucción al alumnado, como por ejemplo explicar qué tienen que hacer en la práctica de hoy. Para que como poco recuerden esta instrucción tienen que pasar muchas cosas, te lo contaré de forma resumida (puedes ver una representación esquemática en la siguiente figura: Modelo de procesamiento de la información (Aktinson y Shifrin, 1986)).

  1. La información tiene que penetrar por sus sentidos y llegar a su memoria sensorial. Este almacén de memoria es ilimitado pero de muy breve duración, su información se desvanece en unos milisegundos. Puesto que la información que nos llega desde la memoria sensorial es ilimitada, es necesario de alguna manera filtrar esa información para poder trabajar con ella.
  2. Ahí es donde entran en juego los procesos atencionales. Por ejemplo, a través de nuestra atención selectiva atienden a la información relevante para la tarea, ignorando la que no lo es (¡o eso es lo que pretendemos!).
  3. Esta información pasa a su vez a la memoria a corto plazo o memoria de trabajo. Como su nombre indica, la memoria de trabajo es un almacén de memoria de capacidad limitada donde retenemos y trabajamos activamente con la información que acaba de filtrar nuestra atención selectiva; también planificamos estrategias para solucionar la tarea que nos han encomendado y las ponemos a prueba. Para que lo entiendas mejor, los contenidos de nuestro pensamiento son al fin y al cabo los contenidos de nuestra memoria de trabajo. No todos los contenidos de nuestra memoria de trabajo están destinados a almacenarse de forma permanente: muchos de ellos se desvanecen rápidamente. No obstante, otros contenidos, aquellos que se han procesado en profundidad, pasarán a nuestra memoria a largo plazo.
  4. La memoria a largo plazo es un almacén de contenido ilimitado donde la información se almacenan durante un largo periodo de tiempo (incluso años). Es importante mencionar que la memoria de trabajo y la memoria a largo plazo se comunican de forma bidireccional: cuando la memoria de trabajo necesita un dato para resolver un problema se la pide a la memoria a largo plazo. Esta comunicación bidireccional es fundamental para tenga lugar nuestro tan ansiado aprendizaje significativo, de acuerdo con autores como (Mayer, 2004).