1. Principios generales
El sonido nos posee a diario, da forma a nuestros pensamientos a través de la palabra, expresa nuestros sentimientos y necesidades con o sin éstas; suspiramos, gritamos, reímos, lloramos, etc. En todas estas formas de expresión humana es imprescindible. Nos legitima como seres sensibles al mundo que nos rodea. Sirve de guía en nuestra vida cotidiana, vibramos con él y construye nuestra convivencia. Erigimos a diario este fragmento del universo con infinidad de sonidos dulces, enérgicos, distraídos, risueños… Cuidar nuestro sonido, el de nuestra sociedad y el que nos une con la naturaleza significa cuidarnos a todos.
Como profesores de música y educadores infantiles, hemos de cuidar y hacer cuidar el sonido en nuestra comunidad educativa. En clase, hemos de cuidar nuestra propia voz, la de los niños y el sonido que les rodea; fuera de ella, junto con nuestros compañeros, el sonido de la escuela.
Nuestra misión es revelar al niño el mundo del sonido, hacer que se fascine por el mismo, que sientan cómo nace dentro de él mismo y como le une al universo que le rodea. En este camino, la voz es nuestra herramienta principal a la hora de transmitir nuestras ideas musicales. Hemos de usar nuestra voz con sumo cuidado, tanto a la hora de elegir nuestras palabras como el tono de la mismas. Es de fundamental importancia entrenarla a diario, tanto para aprender a expresar ideas y emociones como para conseguir la mejor afinación y precisión vocal posibles. Hemos de jugar, trabajar y ejercitarla en cada sesión.
En este primer módulo veremos un acercamiento general al desarrollo de la audición y la voz en niños de 6 a 10 años, tratando en la medida de lo posible el mayor número de aspectos a cuidar y desarrollar en clase, desgranando en cada apartado los principios pedagógicos de los mismos, proponiendo diferentes actividades de aula, trabajos para el desarrollo musical y didáctico del profesor, una guía de evaluación y diverso material musical, tanto pautado como en medios audiovisuales.