Derechos de autor
Derechos de autor
Los derechos de autor podemos definirlos como aquellos derechos que corresponden a la persona que crea alguna obra artística, literaria o científica, haya sido publicada o no.
La inscripción de las obras en el registro de la propiedad intelectual (RGPI) no es obligatoria, ya que el Convenio de Berna protege internacionalmente las obras literarias, artísticas o científicas de los países que toman parte en dicho convenio, siendo España uno de ellos; sin embargo, registrar las obras en el RGPI tiene algunas ventajas, como por ejemplo evitar apropiaciones o prevenir el plagio, creando una prueba que puede ayudar también a defender la titularidad de los derechos o hacer valer los derechos del creador frente a terceros.
Para proteger los derechos de autor de una obra no es obligatorio inscribirla en el registro.
Si nos sumergimos dentro de los derechos de autor, encontraremos dos tipos de derechos: los derechos morales y los derechos patrimoniales. Veamos cuál es la implicación de cada uno de ellos.
Derechos morales
Son derechos irrenunciables e inalienables, es decir, que no se pueden ceder. Entre ellos, destaca el derecho al reconocimiento de la condición de autor de la obra o del reconocimiento del artista sobre sus interpretaciones o ejecuciones, y el de exigir el respeto a la integridad de la obra o actuación y la no alteración de las mismas.
Derechos patrimoniales
Son la base de la remuneración del autor; es decir, estos derechos son los que juegan un papel económico en la propiedad intelectual, y a diferencia de los derechos morales, pueden cederse y tienen fecha de caducidad; y es que, la duración de los mismos comprende la vida del autor y 70 años después de su muerte; cuando este plazo ha expirado, la obra pasa a ser de dominio público, pudiendo ser utilizada por cualquiera de forma libre y gratuita siempre y cuando se respeten los derechos morales.
Dentro de los derechos patrimoniales, distinguiremos entre:
- Derechos de explotación: hacen referencia a los actos de explotación de la obra que explicaremos más adelante, y pueden dividirse en dos categorías:
- Derechos exclusivos: el titular puede autorizar o prohibir los actos de explotación de su obra y exigir una retribución a cambio de esa autorización.
- Derechos de remuneración: el titular no puede autorizar o prohibir los actos de explotación de su obra por los límites a los derechos de propiedad intelectual o la cesión de sus derechos, pero sí tiene derecho al pago por los actos de explotación que se realicen de su obra; la cantidad dineraria puede venir determinada por ley o por las tarifas generales de las entidades de gestión.
- Derechos compensatorios por copia privada. Así, se compensan los derechos de propiedad intelectual no percibidos por la reproducción de la obra para uso exclusivamente privado del copista.
La duración de los derechos patrimoniales comprende la vida del autor y 70 años después de su muerte.
Actos de explotación de una obra
Podemos definir los actos de explotación como los usos públicos que se pueden realizar de una obra: reproducción, distribución, comunicación pública y transformación.
INFOGRAFÍA ACTOS DE EXPLOTACIÓN. (y poner texto debajo de la imagen)
Para aclarar y tratar de aglutinar todo a golpe de vista,
derecho a hacer copias (“reproducción”), derecho a distribuir estas copias (“distribución”), derecho a mostrar el trabajo a un conjunto indeterminado de personas sin distribuir un ejemplar a cada uno –p.e. un concierto o el cine o la tele, o también, internet- (“comunicación pública”) y derecho a modificar la obra para crear una nueva (“transformación”) .(xnet)
Hay varias entidades que se dedican a la gestión de estos derechos patrimoniales. El registro en SGAE sirve únicamente para la gestión y cobro de los derechos de explotación.