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Seguro que el lector conoce los programas de evaluación competencial PIRLS y PISA dirigidos al alumnado de 10 y 15 años respectivamente. Estos programas persiguen la evaluación, entre otras, de la competencia lectora de los estudiantes, un concepto que va más allá de las tradicionales definiciones de comprensión lectora. Pero ¿qué entendemos por competencia lectora?
La primera definición de competencia lectora (ver fig. 3) ponía el énfasis en los objetivos, ya sea del lector o externos, como elemento clave que guía la lectura y comprensión de los textos escritos.
Figura 3. Definición de competencia lectora en PISA 2000 (OCDE, 2018)
Descripción textual de la imagen
En 2009, y hasta la edición de 2015, (fig 4) la definición incluyó el compromiso con la lectura como parte de la competencia lectora, añadiendo los procesos motivacionales como un factor importante en la comprensión de los textos.
Figura 4. Definición de competencia lectora en las ediciones de PISA 2009 a 2015 (OCDE, 2018)
Finalmente, las conceptualizaciones más recientes de PISA y PIRLS (figs. 5 y 6) mantienen los procesos implicados en la competencia lectora (comprender y usar, además de evaluar, reflexionar y comprometerse propias de PISA), resaltan el valor de los objetivos o requerimientos tanto de la sociedad como del propio lector y se refieren a textos desde una concepción amplia donde se contemplan otros códigos además del escrito (i.e. imágenes). Además, la definición de PIRLS añade explícitamente diferentes propósitos lectura ya sea para aprender o disfrutar y que ambas enfatizan la importancia de las habilidades de lectura como medio para una participación activa en la sociedad.
Figura 5. Definición de competencia lectora en la edición de PISA 2018 (OCDE, 2018)
Figura 6. Definición de competencia lectora en la edición de PIRLS 2021 (IEA, 2021)
Partiendo de las definiciones actuales de competencia lectora y los modelos recientes que las fundamentan (que ya revisamos en detalle el primer módulo) hemos hemos estructurado este módulo en 2 grandes apartados, uno inicial donde se presenta y justifica la interacción entre los factores relacionados con el lector, el texto y el contexto en el que se produce la lectura como determinantes para la consecución de la competencia lectora y un segundo gran apartado que desarrolla, desde un punto de vista más aplicado, los aspectos principales que deben considerarse en cada factor para crear en el aula situaciones de lectura que ayuden a nuestros alumnos a convertirse en lectores competentes y orientados a la tarea.