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9.1.3. Establecer objetivos de lectura

Establecer objetivos de lectura

En qué consiste

En este caso, el nombre de la estrategia indica qué es lo que se hace en ella: proponerse, de forma consciente, objetivos o metas de lectura. Obviamente la estrategia se refiere a objetivos que permiten profundizar en el texto o mejorar la habilidad lectora. Una forma sencilla de plantearse objetivos es hacerse preguntas previas sobre el texto. En este caso, el objetivo de lectura sería responder a las preguntas.

Para qué sirve

La lectura se puede realizar de formas muy diferentes; tener unos objetivos claros puede ayudar a elegir la forma de leer más oportuna. Además, leer con objetivos ayuda a evaluar cómo estamos leyendo: si durante la lectura tengo la sensación de que no estoy progresando en el logro de los objetivos tendré que realizar alguna modificación. También nos ayuda a reflexionar y valorar cómo hemos leído y pensar alternativas de mejora.

Conocimientos necesarios

Para plantearse objetivos suele ser recomendable conocer distintos tipos de motivos por los que uno puede leer, por ejemplo: 

  •  Disfrutar: emocionarme, imaginar, entretenerme, pasar el tiempo. 
  • Informarme: encontrar una información o un dato, estar al día, encontrar el texto que necesito. 
  • Compartir: comunicarme, expresarme, comentar, fundamentar mi opinión. 
  • Aprender: estudiar, memorizar, repasar o comprobar lo que sé, recordar, profundizar, saber más sobre un tema. 
  • Aplicar: responder preguntas, seguir instrucciones, realizar un trabajo, solucionar un problema. 

En niveles más avanzados puede ser interesante analizar los objetivos que nos proponemos. Para eso necesitamos poder valorar: 

  • El nivel de concreción: ¿los objetivos son concretos o vagos, los podemos medir objetivamente o por impresiones? 
  • El plazo: ¿son objetivos a corto, medio o largo plazo? 
  • La dificultad: ¿son objetivos fáciles o difíciles de alcanzar? 

También, en niveles avanzados, se puede distinguir entre: 

  • Objetivos personales, por ejemplo, ser un experto en insectos. 
  • Objetivos de lectura, como averiguar qué es la fase larvaria. 
  • Objetivos de tarea, por ejemplo, contestar bien a más de la mitad de las preguntas sobre el texto.
Cuándo se utiliza

Si aceptamos que todo comportamiento humano tiene un motivo, podemos suponer que la lectura siempre tiene una intención. Otra cuestión es que esta sea consciente o explícita, como se pretende aquí. Incluso quien no quiere leer y lo hace de una forma superficial y descuidada tiene algún objetivo como acabar la actividad cuanto antes o evitarse problemas con su profesora o con su padre.

Sería ingenuo pretender que vayamos a formular objetivos explícitos en cada texto que leemos. Los lectores más hábiles no suelen proceder así. Incluso es muy frecuente que el objetivo sea previo y la lectura consista en un medio para alcanzarlo. Por ejemplo: me aburro así que busco una revista para ojear; necesito una información así que miro una web para obtenerla. 

Resulta habitual que la lectura escolar esté vinculada a algún tipo de actividad: contestar preguntas, entender un concepto, obtener una información, etc. A veces también hay momentos de lectura libre, pero incluso en esos parece que ya hay un objetivo predeterminado (entretenerse, con la intención, a medio plazo, de fomentar la afición por la lectura).

Si actuásemos con sinceridad es muy posible que ante una pregunta como «¿por qué vas a leer este texto?» la respuesta más común del alumnado fuera «porque me lo has mandado». Quizá esto tendría que ser el punto de partida para plantear otros objetivos («y ya que tienes que leerlo, ¿qué te gustaría conseguir con eso?»). 

Los textos didácticos son una oportunidad muy buena para establecer objetivos concretos por medio de preguntas como «¿qué espero aprender?», «¿qué me gustaría saber después de leer este texto?».

Una cuestión que muchas veces descuidamos al plantear objetivos de lectura es que a veces leemos los textos en varias ocasiones, sobre todo en situaciones de estudio. En ese caso el objetivo puede ser diferente para cada lectura, por ejemplo:

  1. En la primera lectura pretendo hacerme una idea general del contenido.
  2. En la segunda lectura voy a tratar de ver cómo se estructura el texto y de qué trata cada parte.
  3. En la tercera lectura voy a encontrar dificultades o problemas: cosas que no me quedan claras o no entiendo bien.
  4. Tras la cuarta lectura pretendo ser capaz de reproducir el contenido más importante del texto de forma oral, etc.
Orientaciones didácticas

Partimos de la idea de que los objetivos de lectura son algo personal y no son buenos ni malos. Simplemente, algunos nos ayudan a comprender el texto y a mejorar como lectores y otros no. Si alguien tiene como objetivo acabar la actividad de lectura con el mínimo esfuerzo, no tiene mucho sentido forzarle a que nos diga que su objetivo es otro, aunque sí que podemos informarle de que eso le llevará a una forma de leer en la que profundizará poco en el texto. Se puede hacer una lluvia de ideas en la que se recojan todas las utilidades que puede tener la lectura y organizarlas en grupos, por ejemplo los que se han indicado en la sección de «Conocimientos necesarios»: disfrutar, informarme, compartir, aprender y aplicar.

infografía comprensión lectora

Elaboración propia, con Canva.Licencia Creative Commons  BY-SA 4.0

Antes de la lectura de un texto se puede dedicar un momento a plantear objetivos. Esto se puede hacer de distintas maneras (quizá sea interesante ir variando la manera de realizarlo): 

  • Elegir entre varias alternativas los objetivos más adecuados. 
  • Plantear objetivos de lectura: en asamblea, en pequeños grupos o individualmente.
  • Analizar un caso hipotético, por ejemplo: este es un texto sobre la elaboración de la miel. Vamos a suponer que una persona piensa «sé hacer pestiños (un dulce con miel) pero me gustaría que me salgan mejor. Voy a leer este texto para perfeccionar la receta». ¿Sería un objetivo adecuado? Vamos a suponer que piensa «la miel es muy dulce, me pregunto si eso es sano, voy a leer esto para saber más sobre los efectos de la miel en la salud». ¿Sería ese un objetivo adecuado? 

Cuando establecemos objetivos podemos valorar sus características. Para eso nos pueden ayudar herramientas de este tipo:

Mis objetivos de lector

Elaboración propia, con Canva.Licencia Creative Commons  BY-SA 4.0

Descripción textual de la imagenNueva ventana

Herramientas combinadas

Varias estrategias combinadas o procedimientos de comprensión lectora incluyen la formulación de objetivos entre sus pasos, por ejemplo SQA, P-AMD-L, PLR, LEC o IPLER.