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Ponemos la clase “patas arriba”

Tras leer el anterior apartado seguramente habrás pensado “muy bonito, sí, pero si dedico tanto tiempo de clase a resolver casos, problemas o a hacer proyectos ¿de dónde saco tiempo para explicar la teoría? ¿si le resto tiempo a la teoría, no tendré necesariamente que reducir contenidos?”. En este punto debes hacer una reflexión personal ¿prefiero que el alumnado aprenda menos contenidos pero en mayor profundidad o viceversa?

No obstante, todos sabemos que en educación el currículum manda. Gracias en parte al desarrollo de las nuevas tecnologías disponemos de una forma alternativa de organizar la clase que permite no renunciar a explicar contenidos teóricos pero dejando tiempo dentro del aula para trabajar de una forma aplicada. Me estoy refiriendo al modelo de clase invertida o “flipped classroom”.

De acuerdo con la Flipped Learning Network, la clase invertida o flipped classroom es un modelo pedagógico que transfiere la instrucción directa del espacio grupal al individual, de modo que el espacio grupal se convierte en un espacio de aprendizaje dinámico e interactivo, donde el profesorado guía a un estudiante que aplica conceptos y se dedica de forma creativa a la materia (Flipped Learning Network, 2014). Clarificando los términos de la definición, entendemos espacio individual al trabajo que el alumnado realiza solo (habitualmente en casa, aunque con la ubicuidad de aprendizaje que posibilitan los dispositivos móviles puede ser en cualquier espacio). Espacio grupal se refiere al trabajo de aula, donde habitualmente se encuentra presente el profesorado (Santiago Campión, Bergmann, y Mazur, 2018). Este espacio grupal se dedica a resolver dudas, casos, problemas, etc. normalmente de forma cooperativa.

Habitualmente se identifica la clase invertida con el hecho de ver vídeos en casa, pero el modelo no tiene por qué limitarse a eso. En primer lugar, no tiene por qué ser contenido audiovisual, si bien probablemente sea este formato el que ha propiciado la popularización de este método. En segundo lugar, ver contenido audiovisual es casi anecdótico: lo realmente importante es lo que ocurre dentro de la clase, es decir, el espacio grupal. El espacio grupal ha de transformarse en un lugar de aprendizaje activo (Santiago Campión et al., 2018). Por este motivo, se considera a este un modelo centrado en el alumnado, y no en el profesorado (Flipped Learning Network, 2014).

De este modo, se pueden implementar en el espacio grupal metodologías como la tutoría entre iguales, aprendizaje basado en proyectos, aprendizaje para el dominio, indagación, estudios de caso, debates, aprendizaje cooperativo, etc. (Santiago Campión et al., 2018).

La clase invertida favorece un aprendizaje significativo, en tanto que, el alumnado acude a clase con un mínimo de conocimientos. En clase puede relacionar estos conocimientos previos con los nuevos conocimientos que se expliquen o que se trabajen desde alguno de los métodos docentes que ya de por sí favorecen el aprendizaje significativo.