Unidad 14. Circulación del saber
El intercambio comunicativo y de conocimientos entre alumnado con diferentes capacidades es uno de los principales beneficios de las ARM. Numerosos expertos respaldan las numerosas posibilidades cognitivas, afectivas y sociales de tales interacciones.
Es posible pensar que la asimetría de niveles de competencia es una limitación. Sin embargo, Santos considera que esta heterogeneidad es uno de los fenómenos que deben ser aprovechados dentro de una programación multigrado (2021). Ahora bien, para extraer el máximo rendimiento de estos intercambios, es necesario llevar a cabo una serie de acciones intencionadas.
Identificación de la circulación del saber
En primer lugar, debemos reconocer cómo circula el saber en nuestra clase. En cualquier espacio educativo, el saber fluye entre los diferentes miembros que lo componen. Sin embargo, la circulación que se da en ARM es parcialmente diferente a la de otros contextos educativos. Hay varios factores que provocan estas variaciones, como queda sintetizado en la siguiente imagen y que veremos a continuación.
Fuente: elaboración propia.
Tipo de intercambio
En las aulas graduadas, salvo casos excepcionales, la diferencia entre los conocimientos de los diferentes miembros no es tan extrema en comparación con algunas aulas multigrado. Por ello, metafóricamente, podríamos decir que el saber fluye de manera cuasi horizontal en aulas graduadas. Unos saben un poco más, otros un poco menos (somos conscientes de que cualquier generalización es simplista, pero solicitamos que se admita aquí para facilitar la explicación).
Sin embargo, en ARM, es más sencillo imaginar que la asimetría entre una estudiante de 4 años y una de 11, provocaría un circulación de tipo vertical. Unos saben mucho sobre un tema, mientras que para otros puede ser algo totalmente desconocido.
Hemos de tener esto en cuenta al diseñar situaciones de aprendizaje grupal o al optar por algunas metodologías que promueven este tipo de intercambios. Por ejemplo, dentro del aprendizaje cooperativo, algunas estructuras son fácilmente adaptables a este intercambio vertical (1-2-4). No obstante, en otras como en la técnica TGT (basada en competiciones entre estudiantes de nivel similar), deberemos analizar bien cómo vamos a gestionar los grupos de resolución.
PARA SABER MÁS: Si desconoces los dos ejemplos cooperativos mencionados, puedes entrar en estos recursos para acceder a una breve introducción sobre ellos. 1-2-4 y técnica TGT.
Naturaleza del intercambio
El saber circula entre los miembros de la clase. Queramos o no. Seamos conscientes de ello o no.
Desde nuestro punto de vista, el aprendizaje vicario es una de las herramientas más poderosas de las que disponemos como seres humanos. Desde que somos bebés, vamos aprendiendo por imitación. Ahora bien, es posible que dicho aprendizaje, esta circulación del saber a la que nos referimos, esté produciéndose dentro de nuestra clase y nosotros no seamos capaces de advertirlo. En este caso, se podría decir que lo hace de forma oculta. Y no solo entre estudiantes, sabemos de la importancia del currículo oculto: lo que enseñamos sin pretenderlo.
Pero también podemos fomentar esta circulación de conocimiento de manera intencionada, al diseñar diferentes propuestas que permitan a los estudiantes enriquecerse mutuamente. Podemos provocar la circulación del saber mediante: trabajos grupales, tutoría entre iguales, puestas en común, lluvia de ideas y un largo etcétera.
Lo interesante, desde nuestro punto de vista, es saber descubrir los intercambios ocultos y convertirlos, en la medida de lo posible, en algo provocado, para aprovechar su potencial y reducir el impacto negativo que pudieran estar generando.
Fenómeno que promueve la circulación
La revisión de la bibliografía específica revela dos fenómenos complementarios que promueven y ayudan a provocar la circulación del saber: currículo en espiral y aprendizaje contagiado.
Currículo en espiral
El currículo en espiral refiere a la naturaleza concéntrica de gran parte de los saberes curriculares. Además de la estructura jerárquica, los currículos también presentan una estructura en la que se tratan contenidos similares de manera progresivamente más compleja a lo largo de los cursos. Se parte de un contenido y en cada curso, se realiza una profundización cada vez mayor. ¿Te suena de los criterios de selección de los contenidos, verdad?
Esto es especialmente evidente cuando se utilizan los libros de texto como sinónimo de programación didáctica. ¿Alguna vez has observado que determinado contenido se trata en el tema 2 en 3º y, de un modo más avanzado, en el tema 3 en 4º? Si no se tiene en cuenta esto, algunas cuestiones se abordarán en octubre mientras que otros estudiantes lo harán en noviembre, por ejemplo, cuando son cuestiones totalmente complementarias.
Como reflejamos en un módulo anterior, los docentes de ARM debemos conocer el currículo en profundidad para encontrar los posibles nexos entre grados y ciclos. Esto facilitará, en este caso, el aprovechamiento de esta estructura concéntrica, mediante el diseño de programaciones multigrado que funcionan a modo de currículo en espiral.
Aprendizaje contagiado
Por otro lado, también debemos aprovechar el aprendizaje vicario. Lo que Bustos denomina como aprendizaje contagiado.
Podríamos definir el aprendizaje contagiado como todo aprendizaje, formal o informal, adquirido mediante la atención continua o puntual de contenidos, procedimientos o actitudes que se desarrollan en el conjunto del aula. Es decir, cuando nuestro alumnado aprende o refuerza saberes que no le corresponden en ese momento.
Debemos pensar sobre la influencia que ejerce cada miembro de la clase, con sus conocimientos, su desarrollo madurativo, su forma de ser, hacer y pensar, en el resto de miembros de la clase. Pero también, en las explicaciones que nosotros u otros recursos aportan a cada uno de ellos.
¿Te ha pasado que, en alguna ocasión, determinado alumnado esté atento a explicaciones o tareas que están acometiendo otro grupo de estudiantes? Los mayores se fijan en cómo juegan los pequeños en la asamblea y los rincones. Los pequeños, miran absortos el vídeo de la explosión de un volcán que están estudiando los mayores…
Dado que este fenómeno va a pasar, se trata de aprovecharlo. Si bien el currículo en espiral es una cuestión que afecta más a la programación multigrado, también podemos contribuir a la circulación del saber mediante la estrategia multigrado. Es decir, mediante el diseño consciente de dinámicas de aula en las que los estudiantes construyan conocimiento de manera colectiva y aprendan del conocimiento que otros adquieren.
Sobre esta opción, profundizaremos en el próximo apartado.
Promoción de la circulación del saber
Una vez que somos conscientes de cómo circula el saber en nuestra clase, podemos tomar medidas para que el alumnado se beneficie de ello. Esta promoción se organiza principalmente a través de dos grandes estrategias. Permítenos volver a presentar una imagen anterior:
Fuente: elaboración propia.
Fíjate en la relación que se establece entre el diseño de actividades y la circulación del saber. ¿Qué nexo se establece? Efectivamente, el aprendizaje entre iguales. Ahora, haz lo propio con la intersección entre la atención pedagógica y la circulación del saber: tutoría entre iguales. Finalmente, recuerda que la tutoría entre iguales era un claro nexo entre el diseño de actividades y la atención pedagógica. Es decir:
podemos provocar la circulación del saber mediante actividades de trabajo grupal y mediante dinámicas en las que unos estudiantes ejercen el rol docente respecto a otros.
Vamos a ver, brevemente, las opciones de cada una de estas estrategias:
Aprendizaje entre iguales
Como vimos anteriormente, podemos diseñar actividades grupales. Ya sean graduadas o multigrado, comunes o diferenciadas. Ahora bien, el hecho de plantear este tipo de propuesta no es garante de un buen aprendizaje entre iguales. Para ello, se necesita:
- Potenciar comportamientos prosociales.
Se ha de entrenar la interdependencia. Es decir, deben saber trabajar en grupo, aportando y escuchando las propuestas de otros. De lo contrario, quizá algunos estudiantes (normalmente mayores) traten de imponerse a otros.
- Seleccionar el momento oportuno.
Varios expertos sugieren que los trabajos individuales y graduados, deben preceder a los intercambios grupales y multigrado, respectivamente. Esto permite un enfoque más personal al inicio y luego fomenta un aprendizaje colectivo, basado en la exploración de los límites cognitivos (cognitive stretching (Little, 2005)) gracias a las aportaciones de estudiantes más avanzados.
Por lo tanto, siguiendo la propuesta de estos expertos (una de las opciones, que no la única) podría seguir esta secuencia:
Actividad individual graduada > actividad grupal graduada > actividad grupal multigrado
En la siguiente imagen te mostramos un ejemplo de esta secuencia, tomando como referencia tareas que podrían incluirse dentro de la cooperativa que mencionamos anteriormente como ejemplo. Un itinerario puede realizar diversas actividades que impliquen la suma entre números de una cifra; mientras que otros han de agrupar números de varias cifras. Primero de forma individual, dando paso a una propuesta grupal, basada en nuevas tareas de resolución colectiva o mediante un ejercicio de coevaluación. Finalmente, podría plantearse un reto grupal multigrado, en el que deban resolver un problema complejo centrado en la suma, gracias a la colaboración y aportaciones de todos los miembros.
Fuente: elaboración propia.
Repetimos, esto es solo una propuesta de estructura, una recomendación, nunca una ley. ¿Se podría comenzar por una tarea grupal y luego dar paso a una individual? Creemos que sí. La única condición que nosotros pensamos que ha de cumplirse es que:
en algún momento de estas propuestas colectivas, debe existir un tiempo de aproximación individual, en el que cada estudiante pueda pensar y ejecutar a su propio ritmo.
Muchas de las metodologías activas están basadas en los principios del constructivismo social. Por lo tanto, sus estructuras y recomendaciones se encuentran enfocadas a producir intercambios de conocimiento entre los estudiantes. Posteriormente, veremos algunas de ellas, pero estamos seguros de que se te ocurren múltiples formas de provocar la circulación del saber mediante propuestas de aprendizaje entre iguales.
Tutoría entre iguales
En el apartado dedicado a la atención pedagógica, analizamos el importante rol que puede desempeñar la tutoría entre iguales para mejorar la atención pedagógica indirecta. Es decir, contribuye a la mejora organizativa y a la gestión del aula.
Sin embargo, desde nuestro punto de vista, su valor más destacado se relaciona con el aprendizaje de los estudiantes. De hecho, aprender enseñando (learning by teaching) es una de las estrategias más beneficiosas dentro de las diferentes propuestas que componen el aprendizaje colaborativo (Topping y Ehly, 1998).
Ahora bien, ya hemos incidido en que el potencial solo se convierte en beneficio real si se realizan una serie de acciones para favorecerlo. En primer lugar, debemos evitar que estas prácticas reproduzcan modelos transmisivos. Hemos de entrenar al que explica y al que escucha, para que conozcan cómo desarrollar correctamente sus roles. Quien tutoriza transmite información, pero también acompaña emocionalmente. No se trata de imponer, sino de ayudar. Quienes reciben el apoyo, han de aprender a mantener una actitud abierta, a admitir las correcciones de otros estudiantes; pero al mismo tiempo, a seguir manteniendo una escucha activa, siendo críticos con la información que reciben.
También existen numerosas estrategias que promueven este tipo de relaciones. Por ejemplo, dentro del aprendizaje cooperativo, el jigsaw (también llamado grupo de expertos o puzzle de Aronson), se constituye a partir de microtutorías entre los diferentes miembros de un grupo (posteriormente te mostraremos un ejemplo de cómo aplicarlo en un colegio rural agrupado). Estamos seguros de que también se te ocurren múltiples formas de promover la tutorización entre iguales.
Para concluir este apartado, queremos destacar que la circulación del saber, aunque beneficiosa, no debe ser forzada. No es obligatorio implementar estas prácticas en todas las situaciones de aprendizaje. Han de aplicarse de manera pertinente, aprovechando las situaciones en las que el aprendizaje y la tutoría entre iguales añadan valor al proceso educativo. La decisión debe basarse en tu juicio como docente, pues eres quien mejor conoce las características de tu clase y podrás identificar cuándo aporta y cuándo es más un inconveniente.
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