Skip to main content

2. Videoconferencias magistrales: pros y contras

Una primera tentación en la enseñanza online y semipresencial es grabar clases magistrales, bien para el grupo entero online, bien darla para la mitad del grupo presencial y retransmitirla en streaming a la otra mitad del grupo. Tiene la gran ventaja de que permite avanzar a la misma velocidad, no tener que duplicar clases. También mantener las rutinas y horarios del alumnado. Nuestra posición es que no es recomendable tratar de reproducir el escenario de las clases presenciales en el mundo online. Vamos a argumentarlo. 

En primer lugar, estamos perdiendo una oportunidad de hacer las cosas de forma diferente, nos estamos limitando a cambiar el medio de transmisión. Sería el equivalente de seguir con la poesía épica cuando ya se ha inventado el libro impreso y podemos hacer novelas, o hacer teatro en plano fijo cuando ya se ha inventado la televisión y podemos crear formas nuevas.

image-1670841437344.1..jpg

En segundo lugar, creamos el espejismo de que tratamos a todo el alumnado igual, cuando, en el caso de la semipresencialidad, unos están delante y otros no.

En tercer lugar, las redes y los dispositivos de nuestro alumnado y de nuestro Centro pueden no estar preparados para soportar el streaming. Las bandas se construyeron para mails y pizarras digitales, no para 30 clases o más en streaming. Nuestro alumnado puede no tener dispositivos o wifi para seguir nuestras clases.

Y, lo más importante, esas clases pueden ser grabadas y las cámaras hackeadas casi por cualquiera y, en particular, por el alumnado. La intimidad del aula se pierde. Hay que recordar que nuestro alumnado es menor de edad y su imagen debe ser preservada. Comentarios, bromas, imágenes, vídeos… todo puede estar disponible casi para cualquiera.

En el curso 19-20 el profesorado hizo un encomiable intento por mantener clases en directo retransmitidas. Supuso un gran esfuerzo por parte de todos, profesorado, alumnado y familias. Sinceramente, no está claro que merezca la pena. Las familias sufren la presión en tiempos, dispositivos, ver que entran cámaras y micrófonos en sus hogares. El alumnado sufre la presión por horarios, imagen en videoconferencias (hemos visto reuniones con todo el alumnado con la cámara apagada). El profesorado sufre el desgaste emocional de comprobar que el alumnado no le sigue con el entusiasmo que esperaba. Hay docentes que empiezan a estar quemados al ver alumnado que no se conecta, tiene actitud desafiante, está en la cama y desaliñado, etc.


Hay alternativas. En este apartado veremos alternativas metodológicas a las clases de toda la vida retransmitidas en directo.

No obstante sigue siendo una herramienta que puede ser utilizada y ofertada en ciertos casos.