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1. Visibilidad de las diversidades y las violencias relacionadas

El maltrato de los hombres hacia las mujeres y lo femenino en pleno siglo XXI y en el seno de una sociedad que se llama democrática e igualitaria es una lacra. Las violencias machistas son problemas de  hombres que sufren las mujeres.

Entrando más en profundidad, se podría desgranar la violencia contra las mujeres, lo femenino y cualquier forma que no sea hegemónica masculina o heteropatriarcal, en muchos aspectos cotidianos. Dicho de otro modo, existe un nivel de violencia machista no tan visible de toda la estructura patriarcal contra los hombres que rompen la norma hegemónica y deciden vivir sus propias formas de ser hombres o de ser personas más allá de su adscripción biologicista de género o del modelo social predominante. Todas las “masculinidades Frikis” son la gran esperanza del cambio y por eso son tan atacadas por estructuras y personas del antiguo régimen machista.

En concreto, la violencia sexual hoy es un tema de alarma social y de preeminencia y a todas luces fundamental. Los hombres aprenden a través de los anuncios, las películas, los videojuegos, las novelas y series románticas y por demás, con la pornografía y la prostitución, que el cuerpo de las mujeres es de su propiedad y, por tanto, pueden y deben hacer uso de él y poseerlo, usurparlo o golpearlo con pleno derecho.

Un ejemplo claro de la violencia machista a través de la sexualidad y los cuerpos es el aumento exponencial de los contenidos en Internet que referencian abusos o violaciones. La muestra está en la cantidad creciente de vídeos e imágenes pornográficas donde se humilla, golpea o insulta a las mujeres como práctica de excitación sexual. 

En la cara opuesta se hablará de cómo construir en el aula, en la calle y en la casa modos de cuidado y de relaciones de paz que son franca respuesta y alternativa a las atrocidades de la violencia por cuestión de género. 

Rompiendo con el modelo de siempre tenemos grandes referentes actuales que hacen abiertamente campaña para considerar las diversidades masculinas, algo que sería impensable hace 10 años. Es el caso de Roy Galán e Isabel Duque (Psicowoman) que en conjunto y por separado abogan por una reflexión y un cambio que no tiene vuelta: