1.5. Trabajar las competencias clave a través del ApS
Tal y como se recoge en la normativa educativa española vigente en la actualidad, la Recomendación del Consejo de la Unión Europea, de 22 de mayo de 2018, establece el marco para desarrollar un marco de competencias clave en los sistemas educativos europeos que, a su vez, se desglosan en diferentes descriptores operativos que conforman lo que en España se denomina como Perfil de Salida.
En la actualidad, las competencia clave que establece nuestro marco normativo vigente son las siguientes [9 y 10]:
- Competencia en comunicación lingüística.
- Competencia plurilingüe.
- Competencia matemática y competencia en ciencia, tecnología e ingeniería.
- Competencia digital.
- Competencia personal, social y de aprender a aprender.
- Competencia ciudadana.
- Competencia emprendedora.
- Competencia en conciencia y expresión culturales.
En el Perfil de salida, las competencias clave de la Recomendación europea y sus descriptores operativos se han vinculado con los principales retos y desafíos globales del siglo XXI a los que el alumnado va a verse confrontado y ante los que necesitará desplegar esas mismas competencias clave. Del mismo modo, se han incorporado también los retos recogidos en el documento Key Drivers of Curricula Change in the 21st Century de la Oficina Internacional de Educación de la UNESCO, así como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2015.
La vinculación entre competencias clave y retos del siglo XXI es la que dará sentido a los aprendizajes, al acercar la escuela a situaciones, cuestiones y problemas reales de la vida cotidiana, lo que, a su vez, proporcionará el necesario punto de apoyo para favorecer situaciones de aprendizaje significativas y relevantes, tanto para el alumnado como para el personal docente [9].
De manera instintiva, resulta evidente que, según las definiciones previas, los proyectos de Aprendizaje Servicio contribuyen directamente al desarrollo de las competencias personales, sociales y de aprendizaje, así como a la competencia ciudadana. Estas competencias implican la habilidad y capacidad para emplear conocimientos y actitudes sobre la sociedad, interpretar fenómenos y abordar problemas sociales en contextos cada vez más diversos. Además, los proyectos de ApS cultivan la capacidad de formular respuestas, tomar decisiones y resolver conflictos, así como fomentan el sentido de iniciativa y espíritu emprendedor, que conlleva la capacidad de convertir ideas en acciones.
Además, los proyectos de Aprendizaje Servicio requieren la toma de decisiones en diversas situaciones, así como de la intervención y resolución de problemas, la capacidad de elección, la planificación y gestión de conocimientos. Todo ello favorece la implementación y desarrollo de destrezas, habilidades y actitudes con criterio propio por parte del alumnado, con el propósito de alcanzar de manera efectiva los objetivos establecidos.
La contextualización de los aprendizajes es un elemento esencial para el desarrollo de competencias. Es preciso promover situaciones de aprendizaje que sean significativas y relevantes[9] y que se basen en un enfoque que dé sentido a los saberes que aborda el alumnado en clase, acercando la escuela a situaciones, cuestiones y problemas reales de la vida cotidiana. Esto no solo confiere un propósito tangible al trabajo en el aula, sino que también asegura que los estudiantes perciban su aprendizaje como valioso y aplicable.
Por lo tanto, los proyectos de ApS se convierten en un instrumento muy potente para el desarrollo de todas las competencias clave, para desarrollar el nivel competencial establecido en los descriptores operativos del Perfil de Salida y para trabajar sobre los retos y desafíos del siglo XXI, así como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
En este sentido, tal como se defiende Rafael Mendia Gallardo [4], el ApS “proporciona innumerables contextos en los que desarrollar los aprendizajes y, siendo un proyecto, nos aproxima al aprendizaje de la complejidad que implica enfrentar al alumnado a situaciones tan complejas como su nivel de desarrollo aconseje, y dotarles de estrategias para abordarlas con eficacia (análisis del problema, selección de la estrategia de intervención, ejecución y evaluación) ofreciendo la oportunidad de desarrollar el pensamiento estratégico, no en base a simulaciones o supuestos, sino a partir de un escenario real que incluye todos los componentes: análisis de la realidad, creación, planificación, desarrollo y evolución de un proyecto.”
Infografía 1.5.1. Sergio Ferrandis. (2020, marzo). Aprendizaje Servicio y los ODS. La opinacoteca. https://laopinacoteca.wordpress.com/criterios-aps-infografia/#jp-carousel-3263
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