Skip to main content

3. Los duales aparentes

Con esta denominación (duales aparentes) se designa a los pares de sustantivos que poseen distinto significado o connotación, según se trate del masculino o del femenino, una asimetría que revela de modo inequívoco un poso sexista en el sistema de los nombres de persona. Lógicamente, la recomendación para todos estos casos es la restitución de la simetría denominativa.

  1. El caso del vocablo femenino “ocupado” por otro significado “prioritario” o “precedente” (músico/música; jardinero/jardinera), lo que se suele esgrimir como inconveniente para la feminización del sustantivo en condiciones de igualdad con el masculino. En sentido contrario, cuando el masculino está ocupado por otro significado prototípico (basurero, costurero, cajero) no se ofrece resistencia para el uso de este como nombre de profesión.

  2. El término en femenino ha designado históricamente a la esposa del varón que ha desempeñado el cargo o profesión. Usos como coronela “esposa de un coronel” han perdido casi toda su vigencia en español actual pero sus connotaciones negativas contribuyen a que subsistan no pocas reticencias en el uso de términos de profesión en femenino como ingeniera, abogada o técnica.

  3. No son pocos los pares de palabras en los que el femenino designa un cargo o profesión de menor rango que el designado por el correspondiente término en masculino: asistente/asistenta; gobernante/gobernanta.

  4. Más numerosos, todavía, son los casos en los que el femenino, a diferencia del masculino, está cargado de connotaciones despectivas o prejuiciosas: pariente/parienta; individuo/individua; hombre público/mujer pública.

  5. Cuando se trata de formar un término masculino a partir de un femenino que ha predominado históricamente, se suelen habilitar procedimientos extraordinarios que eviten la simple moción de género. Así ha ocurrido en la formación de azafato, arrinconado en favor de auxiliar de vuelo, empleado como término común o como masculino por oposición a azafata. Igualmente, formas como niñero o amo de casa se usan de modo muy ocasional y no sin problematizar.

"Edad del ama de casa", el criterio usado por el Ministerio de Agricultura para medir el desperdicio de comida