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5. El punto de vista androcéntrico en el discurso y otras asimetrías del discurso

La mayor parte de los actos verbales con sesgo de género se presentan bajo formas sutiles. Por ello, el acceso crítico a tales usos, propios o ajenos, y su posterior revisión son operaciones intelectuales que requieren una cierta voluntad de crítica metalingüística. 



Veamos algunos casos típicos:

  1. Un emisor varón construye un universo discursivo desde un punto de vista exclusivamente masculino. En esencia, se trata del modo en que se ha descrito la historia de la humanidad hasta el surgimiento del feminismo. Los textos periodísticos son una fuente inagotable de ejemplos, como este de El País: Imagine que va usted a Sevilla y no la encuentra. Lo lógico es que dude de usted, no de Sevilla [...]. Pero, coño, dónde está Sevilla, le dice a su mujer, que dormita en el asiento de al lado. 

Como se aprecia, el emisor -que es un varón, identificado con su firma- compone un texto -una columna de opinión- destinada, en principio, al público en general (usted). Pero en un momento determinado aparece un indicio inequívoco de que la narración había sido concebida en clave masculina y destinada al consumo del grupo de pertenencia del emisor.

  1. Una variante del tipo discursivo anterior se ha venido a denominar salto semántico. Se trata de una manifestación muy relevante de que el uso del masculino de nombres personales funciona como un mecanismo de ocultación de las mujeres en el discurso. 

Los textos de este tipo se elaboran en torno a una referencia personal con sustantivos en masculino -que sería inclusiva para la gramática tradicional- pero cuyo alcance restrictivo queda desvelado más adelante por la aparición de una unidad que muestra inequívocamente el significado específico referido a varones en exclusiva: Lo moderno es que ese día los cadetes les presenten armas a sus novias y se vayan luego con ellas a tomarse una ración de calamares (artículo de opinión en El País).

Son estos ejemplos los que muestran en toda su amplitud la incapacidad del masculino para generar un imaginario donde quepan las mujeres.

  1. A diferencia de lo que ocurre con los hombres, las mujeres son construidas en el discurso, en muchas ocasiones, como grupo caracterizado por su condición sexuada, en lugar de por su papel en el espacio público: La Universidad acoge hoy a más de cien mujeres en un congreso sobre los avances del feminismo (en lugar de profesoras, científicas, universitarias, investigadoras, etc.).

Sería impensable un texto compuesto del mismo modo en el caso de tratarse de un grupo compuesto exclusivamente por varones. No podría leerse ni escucharse algo como *El Real Zaragoza ficha a dos hombres procedentes de la liga rumana para reforzar el juego de ataque, porque los sujetos aludidos hubieran sido identificados necesariamente como jugadores, futbolistas, delanteros, etc., es decir, por el papel desempeñado en el universo de discurso al que pertenecen y no por su condición sexuada.

  1. En relación con el fenómeno anterior, se encuentran los numerosos casos en los que la condición sexuada de las mujeres está sobrerrepresentada en los textos. Ello se debe a que el varón o el punto de vista masculino ha acaparado el espacio de la genericidad. De modo que las referencias no especificadas a las actividades humanas son en realidad, en muchas ocasiones, exclusivamente masculinas, aunque existan las correspondientes prácticas deportivas realizadas por mujeres: hoy comienza la liga de campeones; se presentan los equipos que competirán en el próximo Tour de Francia. 

Ello obliga a mencionar expresamente a las mujeres (liga de fútbol femenina) incluso cuando se trata de actividades que no se realizan segregadamente (cine de mujeres, literatura femenina) lo que añade una idea estigmatizante a esas prácticas, que no pueden acceder a la consideración de actividades que incumben al conjunto de la humanidad, sino únicamente a una parte. 

Selección de fútbol de España - Wikipedia

Selección femenina de fútbol de España - Wikipedia

En la misma línea, son frecuentes las denominaciones profesionales en las que la condición sexuada de la mujer aparece como elemento nuclear, aunque existan indicios gramaticales inequívocos (género gramatical o determinante femeninos): mujeres escritoras, mujeres juezas, mujer ministra, las mujeres militares, las mujeres médicas, etc. 

Asociación de Mujeres Juezas de España


No se documentan, en cambio, denominaciones del mismo tipo en el caso de la referencia restrictiva a varones porque el género gramatical masculino ya presupone la referencia y muestra, de nuevo, su incapacidad para construir un significado genérico e inclusivo. Así, no pueden leerse ni escucharse construcciones como *los varones militares, los hombres jueces o el hombre ministro.