3.1. Principios generales
Para que el niño descubra sus capacidades vocales, ha de saber cómo manejar su registro, para ello hemos de conseguir una correcta disposición corporal, aprender a controlar la respiración, a través de un correcto calentamiento vocal y un uso adecuado del diafragma desde las primeras edades. Una herramienta ideal para todo ello es el trabajo con el movimiento del sonido pancromático.
El movimiento sonoro pancromático es aquel en el que están incluidos todos los sonidos. Dicho movimiento ya lo usamos en lenguaje hablado, para indicar diferentes estados de ánimo, preguntas, respuestas, afirmaciones etc. ya que la voz hablada no tiene un diatonismo concreto. Curiosamente, con estas inflexiones de la voz cuando expresamos ideas y sentimientos son las mismas en multitud de países y culturas muy diferentes entre sí. Así, en Japón y en España, se expresa de la misma manera con el tono de nuestra voz sorpresa, alegría, tristeza, cansancio, resignación, extrañeza, etc.
Para trabajar el movimiento pancromático lo podemos hacer con nuestra propia voz, una flauta de émbolo o una sirena, pues estos últimos son instrumentos con los que podemos recorrer todos los sonidos posibles. Es interesante relacionar las inflexiones del lenguaje con este movimiento pancromático para transmitir ideas y sentimientos sin usar palabras, incluso podemos establecer un diálogo entre alumno y profesor.
A través de una correcta respiración y el movimiento del sonido, los niños irán descubriendo con la ayuda del profesor los tres resonadores principales:
- el inferior del pecho,
- el intermedio de la nariz,
- y el superior de la cabeza.
Este descubrimiento por parte del niño hará que use, en un primer momento de manera libre y después de manera ordenada, los sonidos graves, medios y agudos de su registro. De esta manera podemos conocer el verdadero registro de los niños, pues en alumnos que solo usan uno o dos de sus resonadores no podemos valorar con exactitud el registro vocal.
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