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5. ¿Qué es una estrategia de comprensión?

Ya ha aparecido la idea de que el concepto de estrategia es poco claro. En 2007 se publicó el libro Reading comprehension strategies (McNamara, 2007). En esta obra participaron varios de los investigadores más importantes del momento en el campo de la comprensión lectora, incluyendo a algunos pioneros en el estudio de las estrategias de comprensión, como Annemarie S. Palincsar o Arthur Graesser. Este autor fue el encargado de redactar la introducción y en ella dedica una sección a definir qué es una estrategia de comprensión lectora. Su definición es la siguiente: «acción cognitiva o conductual que se realiza bajo condiciones contextuales particulares con la meta de mejorar algún aspecto de la comprensión».

Quizá para nosotros/as sea más familiar la definición de Isabel Solé. Esta autora es catedrática de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona. En 1992 publicó un libro titulado Estrategias de lectura (Solé, 1992). Aunque han transcurrido bastantes años desde su publicación, este libro aún sigue vendiéndose y se ha reimpreso en más de 20 ocasiones. Sin duda ha sido una de las obras sobre comprensión lectora más influyentes entre los hispanohablantes. Pues bien, para Solé las estrategias de comprensión son «procedimientos de carácter elevado, que implican la presencia de objetivos que cumplir, la planificación de las acciones que se encadenan para lograrlos, así como su evaluación y posible cambio».

Un indicador de que no tenemos del todo claro qué son las estrategias de comprensión es que en 2008, otros tres pioneros del campo (Peter Afflerbach, P. David Pearson y Scott Paris) publicaron un artículo titulado «Aclarando las diferencias entre habilidades lectoras y estrategias de lectura» (Afflerbach et al., 2008). Según estos autores, la expresión reading strategies se hizo popular en los años 70 del siglo XX y en educación se tomó de la psicología, concretamente de la corriente de procesamiento de la información. La expresión reading skills era utilizada anteriormente, al menos desde los años 50. Ambas expresiones comenzaron a usarse de forma indistinta no solo de forma coloquial, sino también en documentos formales y en definiciones.

A partir de las propuestas de estos autores, podríamos definir estrategia de comprensión como: «intentos deliberados y dirigidos a una meta, de controlar y modificar los esfuerzos del lector para construir el significado del texto». Podemos ver que las estrategias tienen una relación estrecha con los procesos cognitivos activos (ver entrada sobre procesos cognitivos pasivos o iniciados por el lector en el glosario del módulo 1).

A partir de lo que hemos visto, podríamos plantear algunas características de las estrategias de comprensión. En la siguiente tabla las vemos acompañadas por ejemplos de lo que no serían estrategias de comprensión

Característica Explicación Contraejemplos
 
Actuación del lector
En las estrategias de comprensión, el lector hace algo («acción cognitiva o conductual», «procedimientos», «acciones», «intentos»). No serían estrategias de comprensión lectora la modificación de las características del texto (por ejemplo, destacar su estructura) o modificaciones en la forma de realizar la actividad (por ejemplo, trabajar en parejas).
Consciencia y control El lector presta atención a la estrategia («deliberados», «planificación»). No serían estrategias aquellos recursos que el lector aplica de forma automática, sin tomar la decisión de ponerlos en marcha. Por ejemplo, un lector hábil ajusta la velocidad de lectura según la dificultad del texto.
Metas Las estrategias tienen un fin («meta de mejorar algún aspecto de la comprensión», «presencia de objetivos que cumplir», «dirigidos a una meta»). No serían estrategias las actuaciones irreflexivas o realizadas por costumbre, por ejemplo, subrayar habitualmente los encabezados de las secciones del texto o los números que aparecen en él.
Enfocadas a la comprensión Aunque sea redundante, las estrategias de comprensión lectora tratan de mejorar la comprensión de los textos («mejorar algún aspecto de la comprensión», «construir el significado del texto»). No serían estrategias las acciones que no conduzcan a una lectura más profunda. Por ejemplo, aumentar la velocidad de lectura.


Un problema en las propuestas relacionadas con las estrategias de comprensión lectora es que buena parte de lo que consideramos estrategias no tiene el carácter consciente y orientado a metas que se indica en las definiciones. Si reflexionamos sobre nuestra propia actuación como lectores, ¿dedicamos un tiempo a establecer objetivos de lectura antes de leer un texto?, ¿hacemos una activación de conocimientos previos?, ¿seríamos capaces de decir cuántas inferencias hemos realizado durante la lectura de una página?

Una manera de solventar ese problema ha sido proponer que una estrategia se puede convertir en una habilidad a través del entrenamiento y la práctica repetida. Otra forma de afrontar este problema podría ser reconocer que no tiene solución. Como hemos visto, el concepto «estrategia de comprensión» no se desarrolló a partir de una reflexión o un análisis de sus características y propiedades. Es un concepto impreciso en el que distintos expertos incluyen diferentes acciones que podríamos realizar para comprender mejor los textos.